martes, 12 de agosto de 2008

Reflexión sobre la Hermenéutica y la investigación. Unas palabras que recuerdan a Orlando Fals Borda (1925-2008)

La mirada hermenéutica desde sus diversas perspectivas tiene como eje la recuperación del ser y tal como decía Heidegger en Ser y Tiempo este es el eje de la pregunta que hay que hacer para comprender, interpretar y transformar diversas realidades no equitativas y excluyentes.
Esta pregunta que pasa de la mirada netamente cuantitativa a una comprensión cualitativa del mismo, lleva a la responsabilidad que implica investigar en ciencias sociales.

El ser, su historicidad, su contexto y su lenguaje se tornan entre otros ejes en la responsabilidad que la interpretación, más allá de la simple descripción debe asumir en un mundo plagado de contradicciones, conflictos y complejidades; las cuales son propias no solo de contextos específicos, sino de la esencia misma del ser humano.

La ruptura que la mirada hermenéutica generó en respuesta a las miradas positivistas y racionales, hace que los métodos, las metodologías, las técnicas de recolección de información y los instrumentos utilizados en la investigación social, generaran en el siglo XIX y XX diversas propuestas que aportaron a una comprensión teórica y metodológica más ligada a la complejidad del ser y a las problemáticas que lo circundan.

Indudablemente la pregunta por el ser y la ruptura de la investigación en el mundo y considerablemente en América Latina, lleva a revisar caminos que como la Investigación Acción Participativa, la Etnografía Interpretativa y la Historia social han dado no sólo aportes a la problematización de nuestras realidades, sino que han aportado a los procesos investigativos en diversas lugares del mundo.

La investigación ligada al ser y su realidad, lleva a una ruptura en la que los sujetos no son vistos por el investigador desde una óptica teórica y metodológica externa, sino desde la mediación interpretativa que implica la participación y el reconocimiento del otro. La investigación al dejar que el otro hable, hace que la praxis del escucha se fortalezca en el respeto y en la relación con el otro, logrando que más allá de los simples protagonistas del conocimiento, sea la vida la protagonista.

La responsabilidad política y social que implica el hacer investigación, lleva a mirarnos en la participación más que en la simple representación. Entendiendo que esta participación es exigente e implica la necesidad de la crítica permanente no sólo del contexto sino del sí mismo. Crítica que más allá de lo vivido en el presente por los seres que hacen parte de la investigación, nos remiten a una interpretación historicista y problematizadora del proceso de investigación que se inicia y que no termina (como el círculo hermenéutico).

Una mirada comunicativa y pedagógica vista desde la hermenéutica implica necesariamente que la investigación social como mediadora y conciencia crítica del ser, nos recuerde permanentemente a los investigadores nuestro compromiso con el ser y su contexto, en el cual estaremos siempre incluidos.

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