domingo, 29 de noviembre de 2009

LA HISTORIA DE LAS CIUDADES COMO APORTE A LA CONSTRUCCIÓN PARTICIPATIVA

LA HISTORIA DE LAS CIUDADES COMO APORTE A LA CONSTRUCCIÓN PARTICIPATIVA
Mónica Cuervo Prados[1]


RESUMEN
Este documento se basó en el marco teórico, el marco metodológico, los resultados y las recomendaciones de la investigación denominada: “LOS USOS DEL ESPACIO PÚBLICO EN BOGOTÁ EN EL SIGLO XX: UNA MIRADA HISTÓRICA DESDE LAS PRÁCTICAS SOCIALES, IMPLICACIONES PEDAGÓGICAS PARA LA CIUDAD”[2]. La investigación en mención aporta no solamente a la importancia de la historia de las ciudades, en este caso Bogotá, en los procesos de identidad urbana, sino en la importancia de las prácticas sociales para la implementación de una pedagogía urbana.
ABSTRACT:
This document was based on the theoretical and methodological frame, the results and the recommendations of the research called: " THE USES OF THE PUBLIC SPACE IN BOGOTA IN THE 20TH CENTURY: A HISTORICAL LOOK FROM THE SOCIAL PRACTICES, PEDAGOGIC IMPLICATIONS FOR THE CITY ". The research reaches not only to the importance of the history of the cities, in this case Bogota, in the processes of urban identity, but in the importance of the social practices for the implementation of an urban pedagogy.

Palabras clave: Historia, ciudad, pedagogía urbana, espacio público, prácticas sociales.
Key words: History, city, urban pedagogy, public space, social practices.


INTRODUCCIÓN
El reconocimiento de las prácticas sociales a través de la historia de las ciudades, ayuda a hacer posible la comprensión que los ciudadanos necesitan para poder asumir no sólo el pasado, sino la importancia de éste para la construcción de un presente que desde el pasado aporte a la inclusión de una mirada política que aporte a la participación ya la democracia.

Una reflexión sobre la significación del espacio público en la historia de los pueblos, muestra cómo los constructos significan y ganan sentido en espacios y tiempos concretos para realidades sociales, políticas y culturales específicas. Las relaciones que se han venido estableciendo entre lo público y lo privado, se muestran a través de las prácticas sociales de los individuos, las cuales hacen parte de una mirada pedagógica que debe ser consciente y que aporte desde lo urbano a una manera diferente de mirar la vida y la sociedad contemporánea.

¿DESDE DÓNDE MIRAR UNA PROPUESTA URBANA DESDE LAS CIENCIA SOCIALES Y HUMANAS?
Un proyecto sobre la historia del espacio público a partir de las prácticas sociales de uso, requiere un ejercicio que implica pensar la ciudad, y específicamente el espacio público como objeto de estudio, susceptible de ser re-pensado, investigado y re-construido categorialmente. Montañez G. (2000), a partir de su propia reflexión, invita a meditar sobre la importancia y la imperiosa necesidad de mantener la acción consciente de pensar y re-pensar el fenómeno urbano:… ¿por qué pensar la ciudad?,(…) porque fundamentalmente en tiempo normal, cuando no ocurren desastres catastróficos, la cotidianidad raras veces promueve una reflexión espontánea sobre el espacio urbano, ni siquiera una consideración atenta sobre el territorio comprendido en la ruta diaria que nos lleva de la residencia al lugar de actividades y viceversa. […] Menos frecuente aparece la idea de examinar la ciudad como totalidad, a pesar que existe una necesidad de conocerla, […] ya que en ella se expresa una condición existencial, dado que en ella vivimos, nuestra cotidianidad ocurre en la ciudad, […] porque los factores objetivos, subjetivos e intersubjetivos, dependen del carácter y dinámica del fenómeno urbano y de la especificidad de la cuidad que habitamos, […] porque es allí donde construimos las referencias territoriales, las señales y significaciones espaciales.
Dentro de la perspectiva de pensar el espacio urbano, la ciudad en las últimas décadas ha sido pensada como espacio educativo (Noguera, Álvarez y Castro, 2000). Así es como Jaume Trilla (1997) piensa la ciudad desde tres ámbitos: uno como entorno de la educación, en donde se puede aprender la ciudad; dos, como agente o medio de educación, en donde se puede aprender de la ciudad; y tres, como contenido educativo, donde se puede aprender la ciudad. Al respecto, A. Saldarriaga (1997) plantea que la experiencia del espacio público desempeña un papel muy importante en la formación del futuro ciudadano como parte de la construcción y valoración del sentido de lo público. En la misma dirección, P. Páramo (2004) nos invita a pensar y vivir la ciudad desde una perspectiva optimista, en búsqueda de la identidad de ciudad.
Concretamente, esta investigación fue mirada desde la perspectiva de mirar la ciudad como escenario para el aprendizaje y el interés de las últimas administraciones de la ciudad por formar al ciudadano. Son el punto de partida para el desarrollo de un cuerpo teórico que ayude a comprender las relaciones transactivas del individuo con los distintos elementos del ambiente urbano, en lo que se puede denominar pedagogía urbana. Al considerar la ciudad un ambiente de aprendizaje y al centrarse en conceptos del desarrollo sobre cómo la gente entiende y valora la ciudad, la pedagogía urbana puede cumplir un papel en redirigir la atención hacia los aspectos positivos de vivir en la ciudad.
De esta manera, un lugar público debe suministrar la oportunidad para un intercambio significativo, y para que esto se logre, debemos establecer las conexiones entre el lugar con las conductas exploratorias que este puede sostener. Por esto se deben promover ambientes de aprendizaje satisfactorios potencialmente, que suministren oportunidades para el aprendizaje y contribuyan a desarrollar la identidad con dicho lugar. Es pertinente puntualizar que no basta con visitar la ciudad para aprender de ella. Las ciudades no son educadoras en sentido estricto. Las formas de la ciudad moldean nuestras experiencias y el consiguiente desarrollo, en la medida en que pueden usarse como un gran ensamblaje de oportunidades para el aprendizaje, siempre y cuando no nos limitemos a “dejar la ciudad como está”, sino que establezcamos las ocasiones para intercambios significativos con el ambiente por medio de una política educativa urbana. La ciudad, como los libros, sólo puede contribuir a formar a los individuos cuando les ayudamos a estos a adquirir las competencias para interpretar sus símbolos y poder leerla.
Asimismo, otros conceptos tenidos en cuenta son los de reglas de lugar e identidad de lugar. El primero se refiere a las formas y patrones de uso y apropiación de los lugares y a la medida en que esos patrones están inmersos en procesos sociales y culturales (Canter, 1991). Al estudiar las prácticas sociales de uso del espacio público, “situadas”, como el aspecto central, es posible reconocer que las personas actúan en los lugares en relación con las reglas de uso del lugar.
Las reglas de los lugares públicos son guías codificadas verbalmente, a manera de instrucciones, sugerencias o contingencias que median las diferentes maneras de enfrentar ciertas situaciones en el espacio público con los distintos elementos del espacio público como señales de tránsito, andenes y calles, monumentos, así como en nuestro trato con extraños como al acercarnos a alguien para pedir información, o compartir actividades. Las reglas son también impuestas a través de la estructura del tiempo en la vida urbana y establecen patrones de conducta en el urbanita.
El papel de la investigación en pedagogía urbana ayuda a identificar los mecanismos de aprendizaje básicos, las reglas del lugar, el uso del lugar y la apropiación y adaptación de las reglas desde los diferentes subgrupos y culturas.
Respecto al concepto de identidad de lugar, este es entendido como identidad con la ciudad, es decir, identidad urbana. Se refiere a aquellas dimensiones del ser que definen la identidad personal en relación con el ambiente físico mediante un complejo patrón de ideas conscientes e inconscientes, creencias, preferencias, sentimientos, valores, metas, actitudes y habilidades relevantes para el ambiente. La posición de quienes promovieron este concepto (Proshansky, 1978); (Proshansky, Fabian, y Kaminoff, 1983) sostiene que el sentido subjetivo del self o del ser se define y expresa no solamente en relación con otras personas, sino en relación con los distintos escenarios que definen la estructura del día a día. Para ilustrar esta afirmación basta con mirar el impacto negativo que genera en los desplazados el tener que abandonar sus lugares de residencia habitual sobre la propia identidad, o la nostalgia por nuestro lugar cuando salimos fuera durante un par de semanas.
Por otra parte, y para concluir, se puede afirmar que inmerso en nuestras transacciones con el ambiente urbano hay un proceso de aprendizaje de la cultura, a través de la apropiación explícita o implícita de reglas que influyen en nuestro comportamiento. Al colocar el énfasis en la identificación de las reglas que afectan el comportamiento del individuo, será posible encontrar la forma de darles poder a los individuos para cambiar, mantener y transformar dichas reglas, al igual que mejorar el diseño urbano y la pedagogía urbana. En la medida en que sepamos más sobre cómo las propiedades físicas del entorno influyen en los procesos de identidad urbana, más probablemente los administradores de la ciudad estarán en capacidad de entender el papel del espacio público en la educación ciudadana.

CAMINO METODOLÓGICO
Esta investigación fue el producto de la utilización de las estrategias documental y de historia oral. La periodización de los documentos seleccionados para estudio se estableció a partir de lo que denomina F. Braudel (1.998) como larga duración, y que en este caso se refiere al siglo XX. Concretamente, se retomó la periodización de 1910 a 1998, dado que el libro Historia social situada en el espacio público de Bogotá, desde su fundación hasta el siglo XIX tuvo como periodización de 1819 a 1910, y este estudio es su continuación, y porque es claro que el intervalo de tiempo de finales de los años noventa es esencial para los cambios en el espacio público y en la pedagogía urbana.
Las principales categorías de análisis de la información recolectada fueron creadas a partir de la teoría del lugar, que subyace al trabajo de investigación que venimos adelantando sobre la historia social situada en el espacio público. Por ello se parte del lugar público en el que se describen eventos o rutinas sociales, se explora igualmente por acontecimientos específicos ocurridos allí, y finalmente se identifican los protagonistas de tales rutinas o acontecimientos, haciendo énfasis en lo cotidiano más que en las narraciones oficiales ya conocidas ampliamente. De esta manera pretendemos caracterizar los lugares públicos y contribuir a dotarlos de significado histórico-social y a partir de ahí, proponer elementos arquitectónicos y pedagógicos que contribuyan a la identificación, el apego y la apropiación del espacio público de la ciudad.

Fuentes y sistematización de la información
Se revisaron tanto materiales escritos (crónicas, prensa, libros de la época), como fuentes primarias orales mediante la técnica de historias oral, aplicada a mujeres y hombres que experimentaron la ciudad y su espacio público en los distintos periodos analizados. La información se analizó con el apoyo del programa para computador ATLAS/ti, el cual facilitó la creación de los códigos que surgieron tanto de las preguntas de investigación como dentro del proceso mismo del estudio del material revisado. El programa contribuyó a la identificación eficiente de los contenidos del texto analizado a partir de los códigos creados y el cruce de información entre los códigos o categorías de análisis. Igualmente permitió la organización de la información objeto de análisis, mediante la creación de estructuras jerárquicas y diagramas que muestran las distintas relaciones entre las categorías o códigos creados por el investigador, contribuyendo así a la interpretación de los datos obtenidos.

LOS RESULTADOS VISTOS DESDE LAS PRÁCTICAS SOCIALES URBANAS
Luego de realizar una contextualización histórica enfocada en la periodización expuesta anteriormente, se desarrollaron los siguientes capítulos que describieron las diversas prácticas sociales en Bogotá: Socialización en el espacio público, religiosidad, economía y comercio, movilidad, protestas, actos cívicos, políticos y militares, crimen, y cultura lúdica y entretenimiento, que es el capítulo que aparece en este artículo de investigación.
La investigación muestra como en el siglo XX el espacio público cambió dramáticamente su función; la calle privilegia al automóvil, se reducen las plazas, parques y calles como lugares de encuentro, el individuo se desterritorializa y el consumo se convierte en la única manera de estar por fuera. Es el tiempo de la postmodernidad. Innumerables lugares que fueron pun­tos funcionales de la centralidad de la ciudad han perdido su capacidad de aglomerar y convocar a los bogotanos. La Plaza de Bolí­var es un ejemplo ilustrativo de un lugar cuya centralidad sigue siendo simbólica pero que ha perdido su valor como escenario de la vida pública, de la discusión política, de la activi­dad económica.
Se destaca como característica principal de este proceso evolutivo del espacio público la privatización. Las plazas de mercado se convierten en grandes almacenes de cadena, los lugares de socialización son ahora los cafés, las discotecas, los bares, y la actividad comercial se centraliza en el centro comercial.
De igual manera, se observa como con la transformación del espacio público se crean y cambian los roles que asumen las personas que participan de los distintos lugares, lo cual va a influir necesariamente en las reglas de lugar de los nuevos espacios y de los antiguos. A los viejos protagonistas: vendedores de la plaza, comerciantes, mendigos, enfermos mentales, trabajadoras sexuales, policías; se suman los voceadores de periódico, músicos, payasos, malabaristas, y desplazados por la violencia. Se puede decir que el actual vendedor ambulante es un sustituto funcional de los vendedores de la plaza, ya que mantiene el mismo diálogo con el cliente, quien igualmente regatea el precio; Es quizás con los únicos extraños con los que conversamos hoy día en los espacios públicos. Si bien la mujer sigue teniendo poco protagonismo en el espacio público, de las mayor parte de las actividades públicas, ya no sigue siendo desconocida del todo: aumenta su protagonismo en la procesión y de igual manera se fortalece su presencia en el espacio lúdico a través de otros roles como la feria y el reinado y del recorrido al trabajo y regreso al hogar. Se resalta igualmente la importancia del niño, quien en el siglo XX se convierte en un protagonista importante al complementar la actividad escolar como base importante de la construcción social y ciudadana, con el entretenimiento en calles, parques y plazas, sin olvidar su participación en el comercio y socialización en las calles. Se valora a nivel de los hechos históricos que se contemplaron en el contexto en su relación con el espacio público, el protagonismo de los obreros en el siglo XX, quienes desde 1910 en todo el proceso de reconocimiento político harán parte de protestas y marchas que se repetirán en todo el periodo del estudio.
Vale la pena observar, como a partir de los años 20 la modernización cambia las nociones de la industrialización, la higiene, los servicios públicos, la manera de recorrer la ciudad, los ritmos cotidianos, y se observa en las calles bogotanas un aumento de los obreros, los campesinos que llegan a la ciudad y los trabajadores y por ende hay un aumento de la de miseria y la inseguridad.
Ya en los años 30, es importante anotar como los cambios políticos serán la base para la violencia que llevará a las persecuciones y matanzas de los años 40 y 50, Un ejemplo de esto en el esapcio público y en la ciudad es cómo los hechos del 9 de abril rupturan al centro como el eje de la ciudad hacia una mirada foránea, iniciando la reconstrucción de una ciudad ligada más a materiales como el concreto con moles de propiedad aérea horizontal sin contacto alguno con el suelo.En los años cuarenta se observa un aumento en la migración de campesinos hacia Bogotá una que produce el inicio de la contaminación auditiva, la cual se refuerza por el fuerte crecimiento urbano en los años posteriores.
Para los años 50 con la aparición del automóvil se cambian las rutinas cotidianas del recorrido urbano y en general del uso del espacio público, que pasa de ser reducido a convertirse en un ámbito de rápidez y velocidad de los tiempos modernos. Se inicia el transporte no legalizado, grandes recorridos por caminos interminables y nuevas formas de comercio y entretenimiento.Entre 1950 a 1970 Bogotá absorbe un gran flujo migratorio rural, lo cual lleva a ampliar la población de la ciudad y a traer nuevas costumbres y rutinas al espacio público. Estos flujos migratorios fueron altos de 1951 a 1973 y la planificación urbana continuaba mostrando una gran debilidad para manejar el problema de la población.
Posteriormente las décadas de 1960 a 1970 determinan unos procesos urbanos muy importantes, ya que el crecimiento urbano rebasa la ciudad proyectada por el plan piloto de 1951. La violencia rural impulsa un éxodo masivo que aumenta el caos, la falta de seguridad en las calles y que inicia la necesidad de trabajar en la noción de costumbres urbanas, las cuales se ven como la disciplina de peatones y vehículos, Si bien a finales de los 70 se logran algunos avances el peatón cobra menos importancia que el vehículo.
Es importante anotar que entre los años ochenta y los años noventa, se inicia una mirada de "diseñar una visión prospectiva del futuro deseable para Bogotá en el horizonte de la primera década del siglo XXI y pro­ducir recomendaciones sobre las políti­cas y estrategias que deben adoptarse para alcanzar las metas propuestas..." (Misión Bogotá, 1980:60)

ESPACIO PÚBLICO, PRÁCTICAS SOCIALES Y PEDAGOGÍA URBANA
Desde una mirada pedagógica urbana, la relación entre lugares, eventos y actores sociales puede optimizarse, si el ciudadano del común conoce, recorre y asume cómo los cambios de la ciudad han sido parte de un proceso histórico que tuvo que ver con los ciudadanos. La responsabilidad de los ciudadanos en un proyecto de ciudad, de política y de vida, son esenciales para poder involucrar a los sujetos en una mirada participativa que debe contar la historia de todos los actores y de las relaciones de poder establecidas.
Por lo tanto, la ciudad debe adaptar los espacios públicos para mostrar cómo la historia de un lugar, sus actores y sus prácticas sociales, puedan ser exhibidas en los lugares públicos. La importancia de los mapas, fotografías históricas del lugar, vistas comparativas, carteleras colgadas de las paredes de las esquinas de las plazas, los decretos de la Alcaldía y el contraste de la historia de unos que son los valorados por la historia oficial y los que no son mirados desde ésta, son esenciales para mirar la inclusión no sólo como fin sino como proceso de vida.
De igual manera, el diseño de plegables, caminatas históricas y recorridos en coches alrededor del centro de la ciudad, son una propuesta pedagógica que hará que el espacio público se torne en el contexto de la reflexión de lo que implica ser un ciudadano en el recorrido por la ciudad, y por ende la importancia de comprender el sentido de un lugar, de una manifestación social o de un sujeto histórico social.
Al respecto deberían crearse monumentos dedicados a la memoria de líderes indígenas, quienes pelearon inicialmente por la libertad. Igualmente, monumentos en memoria de la gente que ha sido excluida de nuestro pasado: las mujeres, los trabajadores, voceadores de periódico, gamines, enfermos mentales, indigentes, o monumentos que recuerden acontecimientos históricos vivenciados en el espacio publico, como la revuelta del 20 de Julio o la huelga del tranvía.
Igualmente se plantea la necesidad de crear nuevos lugares públicos y símbolos, lo cual será un reto importante para los planeadores urbanos y los distintos sectores de la sociedad que quieren ser reconocidos dentro de la historia social del espacio público. La Colonia nos dejó la calle y la plaza, el siglo XIX el parque y los cafés y el XX el centro comercial. Hemos recibido la herencia reciente que nos desterritorializa con la creación de no lugares o de lugares asociados para el consumo. Por ello es importante recuperar algunos espacios para la socialización que sirvan igualmente para vincularnos con la historia del lugar y de la ciudad.
La dotación de elementos simbólicos, referidos al proceso histórico de las distintas prácticas sociales, a las luchas libradas por los distintos protagonistas, o a los hechos o elementos que recuerden la formación del barrio. Un árbol, una piedra, una casa o los distintos monumentos que se construyan pueden adquirir una connotación simbólica sobre hechos ocurridos y sus personajes. Son decantaciones de los valores culturales, concreciones de sus creencias a través de la historia, herencia de sus gentes en la lucha por la vida y la apropiación del espacio. Son Por tanto factores fundamentales en la constitución de la estruc­tura urbana y en la consolidación de los lazos sociales que contribuyen a la identidad social. Así pues, el espacio público de la ciudad deberá estar cargado de significados que le confieren una impronta a los usos y costumbres que se desarro­llaron en él, lo cual se constituye en im­portante soporte físico y cultural para preservar y promover una cultura de lo público.

Son varias las propuestas tanto educativas como de investigación que se derivan de este estudio : la identificación y recuperación de lugares significativos para Bogotá y otras ciudades del país a partir de su historia social; la identificación de las reglas y roles que caracterizan el comportamiento en los lugares públicos de las ciudades y el tipo de reglas que deben facilitar la relación entre extraños en las ciudades; el impacto del desarraigo en las poblaciones desplazads sobre su identidad de lugar, etc .Particularmente ésta propuesta se centra en dos grandes frentes de trabajo, la primera sobre pedagogía urbana en Bogotá, la cual se nutre de todos los datos obtenidos en el estudio y una segunda sobre equidad y convivencia en el espacio público de Bogotá, la cual busca aportar a la equidad y convivencia en la Bogotá del siglo XXI.
De igual manera, se propone generar desde lo privado y lo público un compromiso para dejar en ciertos lugares citados en esta investigación murales, esculturas, exposiciones, obras de teatro, mimos, entre otros que rupturando con la cotidianidad, logren hacer que los bogotanos tengan desde una reconstrucción simbólica del tiempo otra versión de la historia y sus hechos, la cual genere un reconocimiento de estos lugares. Los actores que se postulan para realizar y aprovechar este trabajo además de las instituciones distritales son los colegios y universidades, es la juventud la que no debe perder la memoria y la que debe recrearla y darle un sentido hacia el futuro. Un resultado posible pueden ser guías o videos pedagógicos que realicen los mismos muchachos como base para que la gente viva la historia y se identifique con la misma. Estas guías o vídeos pedagógicos mostrarían lugares, prácticas, acontecimientos y protagonistas y qué se creó en el espacio público desde estos, dando posibilidades de recorridos, juegos y en general alternativas de ver el espacio público como un lugar de aprendizaje y convivencia ciudadana.
Así las cosas, apropiarse de la ciudad y de la historicidad de esta, ese necesario para que el espacio público cobre sentido, manifestaciones hacia la paz, caminatas, reconocimientos de la historia no oficial y en general el asumir la ciudad como propia, es una responsabilidad de todos los bogotanos. No es posible seguir esperando a que el gobierno solamente tenga la responsabilidad de asumir el espacio público, sino que la participación de los ciudadanos del común podrá lograr que la pedagogía urbana supere el aula y se torne en una realidad de aprehensión y reconocimiento de la ciudad. Es esa la verdadera inclusión conjunta y participativa que hará que desde la historia y la vida, los ciudadanos asumen una mirada inclusiva que genere no sólo derechos sino deberes hacia la vida, la política, la ciudad, la pedagogía y en general la vida.

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[1] Comunicadora social de la Pontificia Universidad Javeriana. Magistra en Comunicación de la Pontificia Universidad Javeriana. Actualmente investigadora Grupo Procesos Comunicativos en el ámbito educativo. Corporación Universitaria Iberoamericana (Bogotá-Colombia). Docente Escuela Internacional de Lenguas YMCA (Montreal-Canadá). monicacprados@yahoo.fr
[2] Investigación realizada por los investigadores Pablo Páramo y Mónica Cuervo Prados, con el apoyo de la Universidad Santo Tomás, Corporación Universitaria Iberoamericana y Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá- Colombia